sábado, 13 de febrero de 2010

Kenita y su cama


Esta es la historia de una niñita de 6 años, Eugenia, o "Kenita", como le gustaba que la llamaran. Era Kenita una niña prodigio, tenía las mejores notas de su curso, mas bien, de su nivel, le gustaba leer y dibujar, pero además era muy linda, tenía el pelo castaño oscuro, de tez blanca y una fina boca con una nariz respingada que le hacía juego, pero lo que mas impresionaba al mirarla eran sus profundos ojos verdes, siempre intrigados por conocer y ver más y más.
Era muy aplicada en sus quehaceres, su habitación era una de las más pulcras y ordenadas de toda la casa, pero había algo que amaba y era soñar, soñar en la noche con inimaginables seres y lugares. Sus padres estaban orgullosos de tener una niña tan buena, inteligente y linda como hija.
Un dia mientras paseaba por el parque con su abuela, sin querer escuchó la conversación de dos viejecitas en el parque; -¡Cómo cuesta soñar en estos tiempos de crisis!-, decía una- ahora mas que nunca hay que cuidar los sueños, que estos se pueden escapar cuando uno menos lo espere, incluso cuando se está haciendo la cama- dijo la otra. Kenita no le dió mucha importancia a lo que acababa de escuchar- no son mis asuntos- se decía para si misma.
A la mañana siguiente despertó e intentó recordar lo que había soñado, no pudo, pero no le importó mucho y siguió alegre como siempre.
En esa mañana volvió a depertar sin recordar que había soñado, esta vez se afligió y empezó a pensar que es lo que le estaba pasando, y entonces recordó a la viejecilla en el parque, y se asustó tanto que tomó una severa decisción, no volver a hacer la cama nunca mas, asi sus sueños se quedarían con ella para siempre en su lecho de descanso.
Cuando su madre vió que ya se acercaba la noche y que su hija todavía no hacía su cama, la mandó de inmediato, y Kenita, con una determinación que asustaría hasta a la autoridad mas alta le contestó:-¡No quiero!-. A causa de su violenta reacción su madre se sorprendió y le preguntó, ya mas serena: ¿Y por que no quieres?- porque tengo miedo de que cuando haga mi cama mis sueños se vayan volando y no volver a verlos- contestó con voz timida, mirando al piso.
Surgieron un par de discuciones, pero esa niña sigue aún sin hacer su cama, guardando sus sueños para que no se les volvieran a volar.

A mi mamá, gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario