martes, 12 de junio de 2012

Mis amigos



Habitan en mí, una infinidad de seres reverentes. Ellos, son mis amigos, y sin embargo se dedican a causarme estragos en la vida. A unos les llamo ángeles, son la mitad de ellos. Son los racionales. El esplendor de la mente y la lógica teje sus ideas y les viste con virtudes, las de ellos. Siempre les gustan las cosas como son, como se planearon. Un cambio, una situación, les causa la mayor ira y enojo racional. Todo está en la razón, todo es razonable. Los otros son los demonios, puramente emocionales. Les gusta vivir sus pasiones, las confunden y pintan de diferentes colores.
Si están felices, se pelean y golpean bestialmente. Si se sienten angustiados, duermen plácidamente.  Si están enojados, ríen y el cariño les fluye desde las entrañas. Pero siempre lloran. No usan ropajes porque se mojan con el llanto y pueden enfermarse. Y si se enferman, se mueren, y si se mueren, no se emocionan, y si no se emocionan ya no serían ellos mismos.
Los ángeles les tienen miedo, por eso les pusieron el bastón en la frente y los empujan para subyugarlos, por que si se paran, van a ser iguales.
Hace poco que se cansaron y decidieron sentarse con los otros, bajaron báculos y reposaron.
Ahora se están golpeando en una orgía desaforada de confusión latente. Ellos ya no son ellos, a veces los demonios son los ángeles y los ángeles se desnudan para mojar sus ropas. Ellos son los amigos.