Fe en aquel momento donde la abstracción les llevó lejos, convirtiéndose en entidades ajenas a la realidad. Él se acercó lentamente hasta estar lo suficientemente cerca como para que un pequeño roce entre sus manos les llevara los sentimientos a la piel.¡Qué daría ella por volver a sentir su calor y el ligero sonido de su profunda voz preguntándole que hora es!
Luego de eso un beso. Solo un beso. Nació de sus sellados labios, envueltos en el calor de las mejillas del otro, regocijándose en sueños. Después de culminada su pasión anónima él se bajo de la micro, parecía perdido y divagante entre la muchedumbre. Nunca más se volvieron a ver, pero cada noche, una llamita crecía en ambos corazones, quemándoles el pecho, gritando por la ausencia del otro.